viernes, 20 de mayo de 2016

LA SEMANA

Desde el martes 3 de mayo hasta el viernes 13 de mayo del presente año, se realizó la semana de evaluaciones en la institución educativa, una semana en la cual todos los días los estudiantes presentaron 2 exámenes de diferentes áreas en formato de preguntas de selección múltiple con una sola respuesta correcta.

Los alumnos de la institución fueron informados mediante un volante de cuáles evaluaciones presentaría y en qué día se haría, sin embargo, muchos de ellos no estaban preparados para la semana; a primera vista no se notaba mucho, el clima que se respiraba en las aulas era exactamente el mismo al de todos los días, eso sí, con unas cuantas bromas de más relacionadas a la propia jornada evaluativa, pero mientras más avanzaba el calendario, la tensión de algunos durante las pruebas se hacía evidente, así como los esfuerzos plausibles de otros que estudiaban hasta en los descansos .

A la hora de presentar una prueba, es normal ponerse nervioso y más aún cuando dicha prueba será evaluada y calificada. En nuestra condición de estudiantes una de las cosas que más nos afectan (a la mayoría) son las notas y cabe destacar el silencio infinito, la soledad en grupo y el temor a olvidar todo de un plumazo durante los exámenes, la paranoia de ser descubierto en pleno acto de copiarse, los ojos vigilantes del profesor tan penetrantes como una bala y tan fríos como el hielo;   todos estos factores podrían explicar la aversión que genera una evaluación a un estudiante y más en aquellos que memorizan para soltarlo todo en una hoja y olvidarlo cinco minutos después, en estos se genera una sobre carga al almacenar tanta información en una semana, al menos les quedan las nuevas neuronas no usadas en este proceso.

Por mi parte y como mensaje a todos nuestros lectores, les digo que en toda nuestra vida seremos evaluados de diferentes formas, más allá de lo académico, estamos en constante proceso de cambio, cambios que desde luego son evaluados por las personas ajenas a nosotros, desde nuestra forma de actuar, nuestros talentos, nuestra apariencia, nuestro diálogo, y otros factores de nuestro ser. Las evaluaciones así mismo, son importantes en nuestro desarrollo, nos advierten cuando algo está yendo por mal camino y en un sentido académico, son la mejor forma que tiene el docente para saber qué tal va nuestro proceso educativo, pues en un examen se separa el que memoriza del que aprende, el primero olvidará rápido y a más evaluaciones peor desempeño tendrá, el segundo por su lado, si ha aprendido realmente,  podrá presentar cuantas evaluaciones se le presenten y contestará bien.

Kevin Manrique


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